San Juan en Tenerife

Aunque llega un poco tarde, este año he tenido una experiencia muy diferente a la de otros años en San Juan.

Como sabrán esta festividad está más relacionada con el solsticio de verano que con la religión. Es una de las costumbres paganas adquiridas por la Iglesia en el comienzo del cristianismo. Así, en el día del cambio de tendencia de la longitud de los días, se aprovecha para rendir culto al fuego y a su significado como elemento de purificación y renovación.

Este año decidí ir a la playa de Las Teresitas, iba bien acompañado. Al ir llegando, tarde, unas colas terribles. Ponemos la Radio y escucho a los compañeros de EL DÍA que están por allí. Así que me aventuro a ver si los encuentro caminando por la playa entre decenas, sino cientos de hogueras y gente que se divertía de casi todas las maneras imaginables.

Tras haber quemado algunos papeles viejos, me daba pereza caminar con el sillón por toda la playa, nos quedamos casi en el final de la playa. Casualidades de la vida, porque no lo sabía, nos quedamos justo enfrente de donde estaban lanzando los cohetes.

Aunque había riesgo por medusas, decidí darme el baño reglamentario con el cambio de día y así, entre cohetes que se tiraban a doscientos metros y que practicamente explotaban encima de mi cabeza, me quedé haciendo el cristo en el agua con algunos más que había por allí. Me quede fascinado con la suerte de poder estar ahí, mirando la luz de los cohetes y como toda la playa que podía ver se iluminada y sombreada repetidamente con sus explosiones. Sólo me faltaba una tónica con su flotador.

¡Qué suerte vivir aquí!